En la partida contra el fuego los peones van ganando. El jueves hubo 33 incendios, al final del día quedaron 15, por la noche la cima de Peña Cabarga sumó uno más a la lista, ayer por la mañana sólo había ocho, se extinguieron tres, se encendieron dos nuevos, otros dos fundieron su llama en uno solo... Total: Siete.
Es el resultado de la lucha sin cuartel de los 524 efectivos cuando hoy se cumple una semana de la actual oleada de incendios forestales. Una cifra provisional en grado sumo. Nadie canta victoria. Más cuando el miércoles, día 28, se registraron veinte incendios distintos en apenas tres cuartos de hora, en el ocaso. El despliegue de medios materiales y humanos no tiene precedentes en Cantabria. Pero no hay dispositivo que pueda controlar al instante semejante panorama.
La situación mejora por el día. Pero cae la noche y la actividad de los incendiarios resurge de entre las sombras. Saben que los aviones dejan de actuar cuando se va la luz y aprovechan entonces para quemar. No hay noticias de nuevas detenciones. De momento, la Guardia Civil arrestó a dos y sigue investigando la autoría de los fuegos, en la certeza de que la mayoría, si no casi todos, son provocados.
Y suma y sigue. Ayer por la tarde la lista de incendios era ya de 235, y en sólo seis días. Las hectáreas abrasadas, incalculables de momento. Bastante tienen los efectivos con dedicarse a apagarlos y marchar después a extinguir otro como para pararse a valorar los daños. Pero el director general de Montes, Javier Manrique, aventura que ya son unas 1.300. Cuando todo termine, se cartografiará hectárea por hectárea y se sabrá, a ciencia cierta, el saldo ecológico de este desastre.
Sigue haciendo calor y apenas sopla el viento. Los elementos están algo más a favor para que el fuego prenda menos y no se propague tan rápido, un factor que resultó clave para llegar a tener sólo siete. Aun así, el nivel 1 de alerta del Plan Especial de Incendios Forestales de Cantabria (Infocant) permanecerá activado, al menos, hasta mañana sábado, con el 100% de los efectivos disponibles trabajando en tres turnos, incluido el Ejército, que, al menos hoy, se queda en Cantabria. Su permanencia se replanteará de cara al fin de semana «sólo si la situación baja de intensidad», puntualizó Manrique. Hay otras comunidades autónomas que lo están pasando peor y, si aquí no es necesaria, la UME se irá.
De momento, en el nivel 1
De momento, casi se puede predecir que el nivel 2 no se va a activar. El mensaje que Manrique quiere transmitir es que «a día de hoy -por ayer- la situación está controlada con los medios que tenemos». Al momento añade «lo digo con cautela, porque cuando escupes te puede caer encima».
Para subir de grado -hay tres- tendría que agravarse la situación de tal manera que los medios disponibles fueran insuficientes. Entonces, habría que pedir refuerzos a otras comunidades y, tal y como están las cosas, «no lo creo previsible». «Pero con cautela».
Por su parte, las asociaciones SEO/BirdLife y Profor (asociación de forestales) piden un cambio en la estrategia de lucha contra el fuego en Cantabria y un plan de gestión del riesgo de incendio basado en la prevención. Para ambos, esta nueva ola obliga a una «profunda reflexión» porque, un año más, coincidiendo con altas temperaturas y viento sur, brotan fuegos cuyo origen «no es otro que las quemas de matorral para regenerar pastos».
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