La actividad sísmica y explosiva
del volcán Tungurahua, se mantiene alta y sostenida con perspectivas de que
continúe así por varios días o semanas, lo que amenaza a poblaciones y
cultivos, señalaron las autoridades. Las explosiones que produce el volcán, que
experimenta un nuevo pulso desde el 30 de enero, se suceden cada media hora con
diversas intensidades, según indicó a Efe la gobernadora (representante del
Ejecutivo) en la provincia de Tungurahua, Lira Villalba. La ceniza que emana
constantemente el coloso, por la acción de los vientos, ha llegado a varias
provincias y, si bien hasta el domingo 2 de febrero se había dirigido al sur,
hasta la provincia de Loja, fronteriza con Perú, ayer, 3 de febrero, cambió de
orientación y llegó a afectar algunos sectores de Quito (180 kilómetros al
norte). Según Villalba, las proyecciones sobre la evolución de la actividad del
volcán estimadas por los científicos que vigilan al coloso se enmarcan en dos
escenarios. El primero de ellos calcula que el actual comportamiento se
mantendría por dos o tres semanas y el segundo, menos probable, es que el
conducto de la montaña se tapone, acumule energía y genere una nueva gran
explosión, como la ocurrida el pasado sábado 1 de febrero. Villalba aseguró que
el Instituto Geofísico (IG) de la Escuela Politécnica Nacional mantiene una
estrecha vigilancia sobre el comportamiento de la montaña, cuyo proceso
eruptivo inició en 1999 y que se ha caracterizado por intercalar pulsos de gran
actividad con lapsos de relativa calma. La explosión del sábado anterior, sin
embargo, fue particularmente fuerte y produjo una nube como hongo que se elevó
unos trece kilómetros sobre el cráter, una altura que no se había percibido
antes, añadió la gobernadora. Además, la salida de flujos piroclásticos (rocas
candentes pulverizadas) que descendieron rápidamente por algunas quebradas de
la montaña, afectaron cultivos y vegetación y también se ha reportado la muerte
de cinco vacas y quemaduras en otros animales, señaló la autoridad. Según
Villalba, una de las partes más afectadas fue la quebrada de Juive, en el
flanco noroeste, aunque también lo fueron zonas del sur y del occidente del
macizo. Para la gobernadora, el fenómeno ocurrido el sábado "no fue normal"
y fue diferente a otros pulsos eruptivos. El Estado, dijo, también se movilizó
de inmediato para atender la emergencia, sobre todo en las labores de
evacuación de personas en zonas de lato riesgo y en la provisión de mascarillas
para proteger la respiración de los habitantes ante la presencia de ceniza.
Pese a lo difícil de la situación, "la gente está tranquila", aunque
atenta a la información de las autoridades, añadió Villalba. La situación ha
motivado a las autoridades a declarar en estado de "alerta naranja" a
las provincias de Chimborazo y Tungurahua, que tienen al coloso como límite.
Según un último informe del Instituto Geofísico (IG) de la Escuela Politécnica
Nacional, en las últimas 24 horas se han registrado 36 sismos leves de
"largo periodo", relacionados con el movimiento de fluidos en el
interior de la montaña. Además, se han contabilizado 5 episodios de tremor
(temblor leve) armónico y otros 70 por la emisión constante de ceniza y gases.
También se han reportado 27 explosiones de intensidad moderada a baja y se ha
reportado la caída de ceniza en poblados cercanos como Baños de Agua Santa,
Quero, Ambato, Guadalupe y Pelileo, además en las lejanas poblaciones de
Machachi, Sangolquí, el Valle de los Chillos y barrios del sur de Quito.
Habitantes de localidades cercanas como Bilbao, Choglontus y El Manzano, en la
provincia de Chimborazo, son evacuados por las noches como medida preventiva
ante la alta actividad volcánica, aunque vuelven en las mañanas para atender
los cultivos agrícolas y el ganado.