Con la expectativa que supone una alerta amarilla, con el temor por los estragos que dejaron las emergencias de 2010 y 2011, y con los avisos que les dio esta semana cuando empezó a "asomarse" en sus riberas, los habitantes de Bolombolo están en guardia con la creciente del río Cauca.
Desde la ventana de su negocio, Misceláneas Juanchito, la comerciante Sandra García sostiene que el pueblo está "relajado" porque aún no se advierte peligro, pero a pocos metros, en plena calle, la contradice la ama de casa María Elena Estrada.
"Anoche me senté a rezar que no se fuera a meter el río, porque estaba asomado como a las 7:00. Es que él empieza así, se asoma, se va, hasta que se sube del todo", cuenta Elena.
Ambas viven en el sector de Las Flores, situado en la parte baja del corregimiento, uno de los más vulnerables en las emergencias invernales, donde Mary Valladares recuerda que hace un año el río daba miedo por la manera como se entró, les dañó sus enseres y los tuvo viviendo en carpas, en el parque, hasta hace apenas un mes.
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