sábado, 10 de diciembre de 2011

COLOMBIA PIDE AYUDA INTERNACIONAL PARA SALIR DE LAS INUNDACIONES

Las lluvias y el desbordamientos de algunos ríos convierten a Bogotá en la Venecia colombiana        

La capital colombiana recurrió hoy a la cooperación internacional para intentar superar las inundaciones por las lluvias que tienen sumida a la población en una emergencia ambiental que para el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, es la peor en la historia de la ciudad. Algunas calles bogotanas bien parecen canales venecianos, el agua se eleva por encima de un metro.
Las autoridades de Bogotá buscan en países latinoamericanos una bomba de gran capacidad que permita evacuar de la manera más rápida las aguas que anegaron vastas zonas residenciales de las zonas sur y suroeste, una de las cuales fue visitada hoy por el jefe del Estado.
La magnitud de la crisis ambiental la hizo evidente el gerente de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB), Luis Fernando Ulloa, al advertir de que la ciudad debe buscar en el exterior una bomba de extracción de agua que no existe en el país.
Ulloa dijo que en Bogotá se necesita "al menos una bomba de un metro cúbico por segundo (de desagüe) y una cabeza hidráulica de quince metros".
Es un equipo utilizado en la extracción de petróleo que puede encontrarse en países como Ecuador, México o Venezuela, precisó el alto cargo, quien indicó que su consecución cuenta con el apoyo del Ministerio de Exteriores y el respaldo, para su traslado en un avión militar desde el país de origen, de las Fuerzas Armadas.
Una sola bomba de las características mencionadas puede comenzar a aliviar de manera inmediata la situación de emergencia, aunque el desagüe tardará días, dijo Ulloa, pero agregó que con dos de ellas "la emergencia estaría superada en cuatro días".
Esta "ha sido la peor tragedia que ha tenido Bogotá en materia de inundaciones, creo que en toda su historia", afirmó Santos en una alocución desde Bosa, una de las dos localidades bogotanas más afectadas por los desbordamientos.
Santos visitó la zona junto a la alcaldesa de la ciudad, la izquierdista Clara López, quien hace menos de tres días declaró la capital en "emergencia por riesgo de inundación y deslizamientos".
La declaración, para facilitar acciones de prevención y mitigación, coincidió con los primeros desbordamientos del canal Cundinamarca, cuyo caudal de agua de lluvia no ha podido ser absorbido por el río Bogotá, que también se ha salido de su cauce.
Las aguas inundaron los domicilios de 45.196 personas en Bosa y Ciudad Kennedy, según el censo oficial del Fondo de Prevención y Atención de Emergencias de Bogotá (Fopae), entidad que ha cifrado en más medio millar el número de vehículos igualmente anegados.
Una portavoz del Fopae dijo que la emergencia también ha causado ya enfermedades a una treintena de vecinos, que han sido atendidos de problemas como ansiedad, pánico o estomacales, mientras que otras brigadas avanzan en una campaña de vacunación masiva.
En un mensaje a los damnificados, Santos les anunció que su Gobierno entregará a cada familia censada 1,5 millones de pesos (580 euros) como ayuda de emergencia.
Bogotá, la venecia colombianaEl desbordamiento del río Bogotá a causa de las fuertes lluvias ha dejado un panorama tan desolador en algunos barrios de la capital colombiana que sus habitantes, en su desesperación, recurren a barcas artesanales para desplazarse.
Y es que en algunas calles bogotanas, que bien parecen canales venecianos, el agua se eleva por encima de un metro. Por allí circulan embarcaciones caseras construidas con tablas, ruedas y flotadores, que los vecinos usan para salvar sus enseres en barrios como El Recreo de Bosa, en el suroeste de la capital.
Desde hace días, los habitantes de Bosa no pueden abrir las puertas de sus casas sin que un torrente de aguas negras y malolientes se cuele en el interior, anegando cuanto encuentran a su paso.
El problema se agrava para los habitantes de los inmuebles cercanos al río Bogotá, asentados en tierras robadas al cauce, donde "uno permanentemente la pasa sacando y sacando agua, a pesar de que vuelve y se entra", explica a Efe uno de los vecinos, César Montoya.
Al contrario que Montoya, quien decidió quedarse en su casa pese a no poder ni cocinar por los cortes de gas y energía eléctrica, otros como Luz Estela Valencia optaron por acampar en un parque cercano que queda en un alto.
"Hoy amanecimos acá y desde anoche nos estamos quedando acá porque en las casas no podemos entrar, están muy inundadas, allá no se puede vivir, eso huele horrible de fétido, con el agua a la cintura", comenta a Efe Valencia, quien reclama a las autoridades más tiendas de campaña y colchonetas.
Estos acampados se turnan para vigilar las casas y sus pertenencias por la noche, pues el caos atrae el pillaje y a los ladrones.
"Cogieron a dos personas con una lavadora. Ayer fueron tres ladrones que cogieron acá, había uno de ellos que estaba debajo del agua", cuenta Montoya, al recordar que un bandido fue sorprendido saltando de tejado en tejado y que no falta quien se camufla con un uniforme de la Defensa Civil.
Otros han optado por rescatar los enseres que sobrevivieron a la inundación y abandonar sus viviendas, como la familia de Luis Alberto Barrios, que cargaron con colchones, electrodomésticos y muebles para llevarlos a otra casa que arrendaron lejos del río.
"¿Por qué urbanizan todas estas casas en un río?", se pregunta Barrios, quien insiste en que esas aguas están sucias, "son una porquería", y exige responsabilidades.
Las rutinas en El Recreo quedaron modificadas totalmente, pues la mayoría de los negocios han sido cerrados durante casi una semana, con excepción de algunas tiendas que aprovecharon para vender mascarillas y botas de goma, útiles imprescindibles para sortear esta emergencia.
Quienes trabajan en el centro de Bogotá, sobre todo en el sector servicios, desayunan con dos retos: dejar en buenas manos a los niños, ya de vacaciones de Navidad, y pugnar con los vecinos por un "cupo" en los transportes públicos o en los bicitaxis.
EA2CPG